¿Quién no conoce el dinero físico?. Se podría decir que absolutamente todo el mundo ha usado la moneda y sabe lo que se puede hacer con ella. Otra cosa bien diferente puede ser que no se conozca, o no se haya tenido nunca, un “Bin Laden“, es decir, un billete de 500 euros. Recibe popularmente este curioso nombre porque se dice del billete, al igual que del famoso personaje, que se sabe de su existencia pero que nadie reconoce haberlos visto.
Actualmente el dinero, a pesar de su extrema utilidad, tiene una serie de importantes problemas que no han sido resueltos en milenios. Todos ellos van asociados a su principal característica: la moneda es una propiedad, un activo físico, que la ostenta su portador y es, por lo tanto, anónima. Son precisamente estas propiedades lo que le hacen que sea extremadamente popular. Aparte de que es muy útil porque se puede utilizar para comprar cualquier cosa.
Con los siglos el sistema tributario ha ido evolucionando. Se ha ido complicando más y más. Pero su principal problema está en su raíz de cálculo. Técnicamente: su base imponible. Casi todos los principales tributos se calculan en proporción a la actividad económica. Al existir dinero físico anónimo automáticamente acaba existiendo lo que se conoce como economía sumergida, el dinero negro. Que no es, ni más ni menos, que las ganancias obtenidas que no han tributado los impuestos que le corresponden.
Para solucionar este importante problema sólo caben dos posibles soluciones:
Cambiar radicalmente la actual estructura impositiva creando nuevos impuestos en los que la base de cálculo no esté ligada a una declaración voluntaria y bien intencionada del contribuyente. Por ejemplo, una declaración de IVA es extremadamente fácil de falsificar para todo lo que son ventas que se han realizado al contado. Entre otras cosas, porque la mayoría tiende a no declarar este tipo de ingresos. En cambio, un recibo de agua, que va en función de un determinado consumo, se paga prácticamente por la mayoría. Su cálculo depende de un consumo bien mensurable y comprobable por las dos partes intervinientes. Y, en el caso de no pagarlo, te puedes encontrar que en poco tiempo te puedes quedar sin suministro. Con el tiempo, será imparable una estructura de impuestos que acabe siendo más eficaz y, a la vez, más justa. Todos los impuestos mal concebidos de raíz creo que tienen los días contados. Entre otras cosas porque está bastante demostrado que un aumento en el tipo impositivo no aumenta su recaudación proporcionalmente. Lo único que crece es la economía sumergida que va asociada a ese impuesto. Los únicos impuestos que acabarán sobreviviendo son los que se puedan comprobar sin género de dudas por las dos partes: administración y contribuyente.
Quitarle el anonimato al dinero para poder registrar absolutamente todas las transacciones económicas que se realicen. Es la otra posibilidad que queda. Para que sea posible habría que convertir todo el dinero físico en dinero virtual. Más que nada porque es tremendamente fácil de controlar todos sus movimientos con potentes ordenadores. Lo que hoy día se aproxima más a esta solución son las tarjetas de débito y de crédito. No son como el dinero físico pero con pocos cambios técnicos se podría conseguir.
Para que las tarjetas tuvieran la misma utilidad o, incluso, más convendría añadirles dos importantes nuevas funciones que hoy no las tienen:
- Poder saber el saldo de la tarjeta sin necesidad de ir a un cajero automático o consultar la cuenta en línea.
- Poder realizar pagos y cobros con la tarjeta por contacto o proximidad sin necesidad de que exista una conexión por Internet para verificarla. Por ejemplo, dotándolas de una conexión bluetooth.
Para añadir estas dos nuevas funciones a las tarjetas actuales pienso que se solucionaría fácilmente si a los plásticos actuales les añadiéramos unas mini placas solares, pantalla informativa y teclado. La tecnología del teléfono móvil actual ya ha evolucionado lo suficiente como para que esto no sea imposible de hacer técnicamente. Las tarjetas futuras de plástico, con estas nuevas innovaciones técnicas citadas, van a poder sustituir sin problemas al actual dinero físico.