¿Cómo será la moneda del futuro?

Tenemos hoy una moneda que no ha sufrido cambios sustanciales en miles de años. Las monedas y billetes de curso legal van cambiando de diseño pero la base sigue siendo la misma. Aún y su incontestable éxito, hay que advertir que el actual sistema monetario tiene una serie de importantes problemas que no lo hacen muy eficaz. Incluso la misma ONU advierte que empieza a ser hora de revisarlo todo. Se trataría de reformar el actual sistema monetario internacional. El dólar se ha mantenido como la moneda de reserva por excelencia sin ningún tipo de soporte real tras romper sus últimos lazos con el patrón oro. Muchos países importantes empiezan a exigir que el papel del dólar, como moneda de reserva mundial, debe ser reconsiderado. Se sugiere que se debería establecer un sistema de tipos de cambio en base a un “patrón estable”, que sería gestionado y determinado de forma internacional y multilateral. Creo que nos encaminamos a ello forzados, en parte, por la actual crisis económica.
Otro problema importante que va asociado a la actual moneda es su masiva utilización para defraudar impuestos, actividades ilegales y es, sin duda, fuente de la economía sumergida. Todo ello proviene de las características que le son propias principalmente por su anonimato ya que la propiedad se le atribuye a su portador.
Características principales que podría tener la nueva moneda del futuro:
Funcionamiento. Si la nueva moneda es única y exclusivamente virtual tendría resueltos los principales problemas de las actuales. Pero para ello se debería disponer de un sistema que permitiera su convivencia entre la moneda que se gestionara informáticamente con la que se usa en los intercambios diarios del mundo físico.
- Gestión informática: Los usuarios necesitarían descargar lo que sería un monedero virtual. En realidad sería un archivo ejecutable junto con una base de datos que se instalaría en un dispositivo portátil con conexión a Internet. Las cuentas podrían ser anónimas pero cada parte de la transacción estaría fijada con una clave pública para garantizar la seguridad del intercambio y evitar que se hagan dos pagos con una misma moneda.
- Gestión física: Lo mejor para ello sería usar una tarjeta como las que existen hoy día. Su distribución debería ser universal. Tendría que poder operar sin conexión a Internet. O que la cobertura telemática fuera realmente universal y asegurada.
Gratuita. Ausencia total del cobro de comisiones o tasas. No se pueden organizar ningún tipo de gastos sobre la moneda, si se quiere que tenga éxito.eurodollar
Control internacional. Hay una clara ventaja si la nueva moneda no depende de ningún banco central ni de intermediarios. No puede ser que el valor de una moneda esté sujeta a decisiones políticas con intereses gubernamentales. Sería una muy interesante opción para los países rechazados por su falta de fiabilidad económica. Para que se tratara de una moneda aceptada internacionalmente debería organizarse todo con un código abierto.
Seguridad. Las transacciones deberían ser públicas y estar controladas por la propia red de usuarios, testigos de los intercambios, siempre públicos. Para superar el problema de dobles pagos cada moneda que sale de un monedero contaría con su propia clave. De esta forma los casos de robos no se deberían a la inseguridad de la moneda en sí. Sino del sitio en el que se haya confiado para su guardado y custodia.
Ilimitada. La utilidad de una moneda es poder comprar sin ningún tipo de restricciones. Debe tener la capacidad de poder hacerse grandes movimientos internacionales. Su valor debería estar fijado exclusivamente por la oferta y la demanda.

El marrón que supone eliminar el patrón oro

¿Qué es el patrón oro?. Es una reliquia histórica que ha utilizado el hombre durante miles de años como base fundamental del dinero. En sociedades donde nadie se fía de nadie el dinero tenía que tener una propiedad muy importante y es que tuviera lo que se conoce como un valor intrínseco. Es decir, si yo acepto unas monedas a cambio de mi producto el valor de las monedas que recibiré a cambio debe ser igual a lo entregado. Es por este motivo, que las monedas antiguas eran de metales preciosos. Para no andar con grandes cantidades de monedas en los bolsillos apareció bien pronto el billete que no es más que un vale que puede ser intercambiado por el oro correspondiente. En el papelito ponía algo así como que el gobierno o el banco central pagará tantas monedas de oro al portador que lo desee intercambiar. Esta situación en la que lo que circulan son papelitos intercambiables por su equivalente en oro duró hasta la Primera Guerra Mundial. Durante la guerra los gobiernos tuvieron la gran necesidad de conseguir más y más oro para poder financiar los enormes gastos de la contienda. Ante la imposibilidad de conseguirlo dictaron por ley que abandonaban la equivalencia de los billetes que estaban en circulación por el oro correspondiente. Hoy día el patrón oro ya no existe. Las actuales monedas que hay en circulación tienen un valor única y exclusivamente porque se sabe que el resto de la gente va a aceptarlos como pago. No porque el papel o la moneda tenga un valor en función del precio del papel o metales preciosos que contienen. Este dinero en circulación se dice que es fiduciario porque se basa en la fe o confianza que la sociedad tiene en él. Es una simple promesa de pago por parte de la entidad emisora que lo emite. Por lo tanto, es una deuda. Sin esta declaración de que se atenderá al pago, la moneda no tendría ningún valor.
Una de las grandes ventajas es que si se usa el patrón oro los precios se estabilizan, dentro de una estrecha franja, los valores de las diferentes monedas que aceptan el mismo. Si un país sufre déficit en la balanza de pagos produce un flujo de salida de oro fuera de su territorio. Si no se toman medidas compensatorias por parte del banco central del país afectado este flujo de salida causa una contracción en la oferta monetaria. Este hecho, a su vez, causa la disminución de los precios en el mercado interno con respecto a los de otros países. Automáticamente se alientan las exportaciones y se reducen las importaciones. Se posibilita así un flujo de oro que entrará al país. Se genera de este modo, mediante el patrón oro, una compensación automática que lleva al equilibrio al cual ayudan, además, los flujos de capital que actúan del mismo modo.
Sus contrarios aducen que el suministro de oro, que está relacionado con la actividad minera, es insuficiente al no estar relacionado con el suministro global de bienes que están relacionadas con la actividad económica en general y no sólo con la minería. También afirman que las reservas de oro están mal repartidas en proporción al peso real de la actividad económica de cada país en el mundo. Lo cierto es que el argumento de que las reservas auríferas en el mundo son desiguales no es sostenible . La verdadera responsabilidad hay que buscarla más bien en los repetidos fracasos de los diferentes gobiernos para poder restaurar un patrón oro tan estable como el que existía antes de la Primera Guerra Mundial. Los economistas explican que el uso de un patrón oro da lugar a etapas largas de fuerte crecimiento económico separadas por depresiones severas e intensas que dan lugar al empobrecimiento generalizado durante periodos cortos de tiempo. Pero estos ciclos también ocurrieron repetidas veces a lo largo del siglo XX sin que existiera ya el patrón oro. Parece que es un argumento que no se sostiene mucho por ningún lado. Pero un hecho cierto es que el abandono total del patrón oro ha supuesto un crecimiento enormemente disparatado de la oferta monetaria mundial. Ha sido muy superior al crecimiento total de los bienes y servicios que la sociedad es capaz de producir. Son dos ritmos de crecimiento muy diferentes. Esto es así porque la actual moneda está sustentada gracias a la inflación permanente en la que vivimos las sociedades occidentales. Es por este motivo que el patrón oro aún hoy tiene sus defensores.
Cualquier puesta en circulación de nueva moneda conocido popularmente como imprimir billetes (más inflación) y la manipulación de los tipos de interés, por parte de gobiernos y bancos centrales, producen periodos de auge en la actividad económica. Éstos acaban conduciendo a una asignación errónea de los recursos. Una vez cesa la emisión del nuevo dinero con la subida de los tipos de interés se produce el estallido económico. La explosión de las burbujas, creadas artificialmente con dinero a crédito, que no procede del ahorro real sino de préstamos, sin respaldo de ahorro previo, acaba siendo inevitable.
En las crisis las inversiones erróneas no tendrán salida y se produce, forzosamente, una nueva reasignación de los recursos que se adaptan mejor a las necesidades más urgentes de los consumidores. Las inyecciones de liquidez con dinero nuevo creado de la nada usado para solucionar las quiebras de las empresas y la falta de recursos de las administraciones públicas no consiguen más que alargar los periodos de depresión y, en el peor de los casos, colapsar el sistema monetario.
Resumiendo: Al tener un billete de curso legal en el bolsillo, o dinero fiat, estamos en las manos de los poderosos que endeudan la moneda a su antojo y conveniencia. Si que es cierto que un billete de 50 euros siempre será de 50 euros. La cuestión está en qué valor real tienen esos euros, es decir, qué podemos comprar con ellos cada día.
¿Ante tal situación qué cabe hacer?: mi consejo es siempre el mismo diversificar el riesgo.