En la primera parte comentaba como solución, para cuando se está mal, usar la moneda Bitcoin por su anonimato como principal característica. En esta segunda parte comentaré una solución mucho más factible para la mayoría de los mortales: usar las tarjetas de débito de prepago.
Este tipo de tarjetas empiezan a ser muy habituales en Internet. Las hay de todo tipo y color. Casi todas van asociadas a Mastercard por lo que su uso puede ser internacional sin ningún tipo de problemas. Al ser tarjetas se pueden usar tanto para las compras (en tiendas normales y online) como para sacar dinero efectivo en los cajeros automáticos. Esta última opción suele ser posible pagando una comisión que habrá que consultar convenientemente. Las compras no suelen cargar gastos adicionales. Todas las tarjetas de este tipo sí tienen una comisión anual de mantenimiento aunque suele ser relativamente baja.
Las tarjetas suelen ser de prepago. Esto quiere decir que primero tendremos que añadir dinero antes de poder gastarlo. La principal ventaja que tienen, para cuando se pueden recibir embargos, es que los saldos que mantengamos en este tipo de tarjetas es muy difícil de que se pueda dar con ellos. Entre otras cosas, porque cada tarjeta está en un país diferente al nuestro. Todo lo que es internacional tiene una complejidad difícil para la Administración pública. Los saldos que tengamos en ellas los vamos a tener bastante seguros.
Entre los principales inconvenientes está su dificultad de tramitación. Todas piden estar verificado, aportar la documentación acreditativa de la identidad y de residencia. Caso de no hacerlo los límites de operatividad suelen ser muy limitados o nulos.
A mi modo de ver las tarjetas de prepago interesantes que hay hoy día son:
Paxum. Solicitar tarjeta.
OKPay. Solicitar tarjeta.