Noticia original: Cointelegraph
Enrique Santos, 27 julio de 2016
Los criterios criptoanarquistas son los que han hecho a Bitcoin fuerte, autoinmune, inatacable, perdurable. Veremos en primer lugar que Bitcoin se gesta en el grupo criptoanarquista por antonomasia, Cypherpunks. Describiremos después de forma sencilla qué criterios ideológicos son éstos, y porqué otorgan esa fortaleza a Bitcoin.
Origen de Bitcoin
Tim May, un ingeniero electrónico que trabajaba como científico senior en Intel, escribió en 1988 “El Manifiesto Criptoanarquista”. Tomando sus ideas como base, en 1992 se formó el grupo Cypherpunks, cuyo manifiesto escribió Eric Huges en 1993, muy inspirado por el de Tim May.
En dicho grupo empezó a forjarse la idea de una moneda electrónica independiente de gobiernos, bancos centrales o cualquier grupo de control. El mecanismo de comunicación entre los miembros de Cypherpunks era el de listas de correo electrónico. En estas listas fue donde Nick Szabo propuso en 1998 el concepto teórico llamado “Bit Gold”, que evolucionó con aportaciones de otros hasta contener ya en 2008 los elementos fundamentales de Bitcoin.
La solución final fue conseguida más de una década después por otro usuario del grupo, cuyo alias era Satoshi Nakamoto, que llamó a la moneda Bitcoin. Publicó un white paper recogiendo su idea, e implementó el código inicial con el que el 3 de enero del 2009 empezó a funcionar. Se puede afirmar, por tanto, que Bitcoin fue una implementación práctica y efectiva de Bit Gold, y fue la culminación de un trabajo de casi dos décadas del grupo criptoanarquista Cypherpunks.
Cabe observar que el prefijo ‘cypher’ alude al cifrado digital, igual que el prefijo ‘cripto’, mientras que el sufijo ‘punk’ denota anarquismo, rebeldía ante las imposiciones, libertad frente a lo convencional, por lo que etimologícamente, los términos ‘cypherpunk’ y ‘criptoanarquista’ son muy parecidos.
Criptoanarquismo
La idea criptoanarquista general es la de conseguir libertad creando herramientas criptográficas para eludir las imposiciones y restricciones, ya sean de gobiernos o de otros grupos de poder, aportando simultáneamente seguridad basada también en técnicas criptográficas, de forma que no sea necesaria la protección de un sistema jurídico.
De esta idea general se deriva que cada uno pasa a ser inicialmente responsable de la seguridad de sus propiedades, hasta el punto de que el concepto de propiedad, e incluso el concepto de derecho, se reduce al concepto de posibilidad. Cada uno es dueño de aquello que pueda usar, y no existen estrictamente los robos, puesto que la propiedad privada no está vinculada a la identidad de la persona, sino tan solo a la posibilidad de uso.
Por poner un ejemplo en el mundo de propiedades no criptográficas, sería como decir que el dueño de un coche es exclusivamente aquel que tenga la llave de apertura y arranque, a él corresponde exclusivamente la responsabilidad de guardar la llave con suficiente seguridad como para que nadie pueda usar ese coche sin su consentimiento, y corresponde al fabricante del coche hacerlo suficientemente robusto y seguro como para que nadie pueda entrar y conducirlo si no dispone de la llave.
En realidad, la actividad cotidiana se acerca bastante a esa idea, pues si nos fiáramos exclusivamente de la protección jurídica de las leyes, de los gobiernos, y de los registros de propiedad o escrituras, no serían necesarias las llaves ni los sistemas de seguridad de coches o casas, que son los que aportan la seguridad básica habitual.
Igualmente, el uso de dinero físico (billetes de papel y monedas metálicas) se basa también en esa característica, la de que el propietario es el portador, exclusivamente, sin que exista un registro que asigne cantidades a identidades de personas. La transacción, en este caso, consiste en la simple entrega del dinero físico de una persona a otra, que pasa a ser implícitamente el nuevo propietario, sin intervención ni conocimiento de terceras partes.
Modelo de dinero en Bitcoin
Los gobiernos y las entidades financieras, especialmente los bancos centrales, están tratando de que el uso del dinero físico sea cada vez menor, pasando a la forma electrónica, en la que queda eliminado el anonimato de tenencia y la privacidad de uso.
La idea con la que nace Bitcoin es, entonces, volver a la forma de uso original del dinero físico, con el añadido de que la creación de dinero no esté controlada por ningún grupo, ni su uso sea impuesto como dinero legal, ni pueda ser impedido.
El modelo criptoanarquista que he descrito anteriormente se realiza casi a la perfección en Bitcoin. Las direcciones Bitcoin que actúan como cuentas de dinero son anónimas. El dueño de la cantidad de bitcoins asociada a una dirección es exclusivamente aquel que dispone de la clave privada correspondiente a dicha dirección, y de la herramienta (cartera) adecuada para poder enviar bitcoins a otra dirección. Si alguien consigue hacerse con su clave privada, o con su cartera, no se puede considerar estrictamente robo, en el sentido de que el sistema formado por la red Bitcoin y su software de transacciones no tiene ninguna responsabilidad ni deber en reponer cantidades o deshacer transacciones. Ello conlleva también que el software de realización y verificación de transacciones ha de ser suficientemente robusto para que no ocurra un uso inesperado y no deseado de los bitcoins, de forma que el sistema sea fiable para todo usuario que tenga un mínimo de cuidado y prudencia.
Importancia de que ningún grupo tenga el control de la moneda
Una premisa importante en la creación de Bitcoin es que no pueda haber ninguna persona o grupo que tome el control de las transacciones o de la creación de moneda. De hecho, el ataque teórico que más se ha tipificado es el llamado ataque del 51%. Consiste en que un grupo consiga más de la mitad de la potencia de cálculo de la red de minería, que es la que verifica transacciones y crea nueva moneda. De esa forma, el grupo malicioso podría crear una bifurcación (fork) de la cadena de bloques invalidando transacciones legítimas o dando por válidas otras a su favor.
En tanto en cuanto no haya una mayoría de nodos de la red coordinados, dicho ataque no será posible, y la cadena de bloques será siempre la que contiene transacciones legítimas neutralmente verificadas.
Podemos decir entonces que Bitcoin no funciona democráticamente, como muchos piensan, sino antidemocráticamente, en el sentido de que trata de evitar siempre que haya una mayoría coordinada para un determinado fin. Mientras no exista esa mayoría, todos pueden tener la confianza en que el sistema funciona tal y como está especificado desde el principio, y que nadie lo va a cambiar. Esa es la base de la confianza en el sistema.
Para que no haya ningún grupo que tenga el control del funcionamiento del sistema, también es importante entonces que el proceso de creación de la moneda no otorgue privilegios a nadie. En Bitcoin, solo el primer bloque (llamado bloque génesis) fue creado por el autor y desarrollador inicial, Satoshi Nakamoto, que recibió por ello los primeros 50 bitcoins existentes. Todos los demás bitcoins existentes han sido otorgados inicialmente como resultado del trabajo computacional de minería en libre competencia con otros nodos.
Conclusión
Bitcoin ha creado un sistema monetario independiente de entidades financieras o gubernamentales que lleva ya ocho años de funcionamiento y crecimiento sin fallos (salvo quizás alguno meramente técnico subsanado en sus inicios). La base para la confianza en su uso es que funcione automáticamente tal y como está especificado, sin necesidad ni posibilidad de control por parte de ninguna persona o grupo.
Elude así la necesidad de sistemas jurídicos, leyes, garantías gubernamentales, registros oficiales, o seguimiento de identidades, como también la posibilidad de intervención, y sustituye todo ello por garantías basadas en la criptografía computacional, por lo que queda enmarcado como una forma de anarquismo practicable por cualquiera que se ha llamado criptoanarquismo.